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jueves, 7 de abril de 2011

Vivir con la filosofía de 'Cero Basura'

Familia convierte basura en un recurso ambiental...
La familia González deja de producir 180 kilos de desperdicios al mes, algo insólito en el D.F.


MÉXICO, DF, marzo 31, (EL UNIVERSAL).- La familia González genera sólo una bolsa de basura al mes; tomando en cuenta que cada habitante del DF origina dos kilos de desperdicios al día, los tres integrantes los González dejan de producir 180 kilos mensualmente.

Lo logran con un estilo de vida basado en la filosofía “Cero Basura”. El asunto comienza desde que compran comida: jamás ponen en el carrito del supermercado yogourts, agua, refrescos, leche o crema en recipientes individuales, suelen comprar tamaño familiar y así evitar basura.

Cada vez que adquieren algo lo hacen concientes de los desechos que generarán. “Cuando haces conciencia de lo que compras evitas 70% de recipientes que terminarán en la basura”, dice Sandra González.

Después viene la separación: los inorgánicos los depositan en bolsas; una para plástico, otra para aluminio, una más para vidrio, otra para cartón y una quinta para materiales que no se puede reciclar como envolturas de dulces o papel celofán.

Con la orgánica crean composta, que les sirve de abono para sus plantas con las que intentan ser sustentables; así, si desean jitomates, perejil o tomillo, van a la terraza de su departamento y lo obtienen de las plantas.

La basura que no se puede reciclar es la del baño y esa es la que llevan al camión. Viven en la colonia Narvarte y son la familia favorita de los trabajadores de limpia. “Siempre les damos lo reciclable limpio y seco, antes de tirar los deshechos los enjuagamos, aplastamos y secamos para que sean 100% reciclables”, dice Sandra, quien ha enseñado a la familia a reciclar, es una vieja costumbre de sus padres.

Además de en casa, Sandra enseña a nivel profesional a reciclar y a generar menos desperdicios, es profesora del Taller “Cero Basura” en el Museo Universitario del Chopo, con el que pretende crear una educación ambiental.

“Buscamos que los participantes, además de adquirir información, desarrollen habilidades y competencias personales para la reducción y manejo de desechos, a la par que diseñen estrategias de educación ambiental para sus comunidades”, dice.

Explica que poner la basura en su lugar nunca ha sido suficiente, porque no existe sitio en el mundo para contener los niveles de producción, prueba de ello son los grandes volúmenes de plástico flotando en el océano Pacífico desde California hasta Japón, que tienen dos veces el tamaño de Australia.

Cambio de hábitos

Otra política pública que Sandra considera insuficiente es la separación de basura, aunque esta medida podría incrementar 15% el reciclaje existente en la ciudad, deja fuera el concepto de reducción de desechos.

Agrega que sólo se recicla 30% de desechos reutilizables, porque llegan inservibles, impregnados de grasa o sucios, si estuvieran secos y limpios, la cifra aumentaría hasta 75%.

Hoy en la ciudad se generan más de 12 mil toneladas diarias de basura. La cifra diaria por persona ha aumentado con los años, pues en 1960 un ciudadano promedio producía 400 gramos, 50 años después aumentó 500%, con dos kilos por capitalino al día.

No sólo el volumen, sino la composición hoy es diferente. Mientras que en 1950 80% de los desechos domésticos eran materiales biodegradables, actualmente, 43% son de materia orgánica, 17% de residuos.

El ciclo de la basura empieza desde las formas de producción de las sociedades, sigue con los hábitos de consumo, disposición de desechos, sistema de recolección y disposición final.

Normas en la ciudad

Aunque en el DF existe una Ley para el Manejo de Residuos Sólidos que entró en vigencia en enero del 2004 y su reglamento hasta enero de este año, a la fecha, los ciudadanos apenas comienzan a enfrentarse a que los trabajadores de limpia reciban los desechos orgánicos los lunes, miércoles y viernes, así como los inorgánicos los martes, jueves, sábados y domingos.

El mismo jefe de gobierno Marcelo Ebrard ha señalado que se debe promover que los residuos orgánicos se transformen en composta y que los inorgánicos se reciclen.

Se necesita entonces un extra por parte de los ciudadanos, pues de nada servirá regular el servicio de recolección si las personas no son ambientalmente responsables en este ámbito.

Según Sandra González se ha documentado que entre los factores que influyen en que una persona separe su basura se encuentran las creencias ambientales, la influencia social, el nivel de conocimiento, la motivación, las habilidades personales y las condiciones en el entorno para hacer la separación.

Por ejemplo, se ha observado que aun cuando una persona tenga conocimiento sobre el impacto ambiental de sus hábitos de consumo, en ocasiones no cuenta con las habilidades y competencias conductuales para cambiar sus costumbres, de ahí la importancia de la impartición de talleres, dice.

En el ciclo de basura están involucrados todos, los gobiernos en la creación y puesta en marcha de políticas y leyes ambientalmente responsables; los productores de bienes y servicios en la selección de materiales y procesos, así como el manejo de residuos industriales, y los ciudadanos, quienes ser responsables en el tema de la disposición racional y el consumo crítico.

Si el DF contara con más ciudadanos como los González la basura se convertirían en recurso y no en problema.

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