Mozart renace en una niña inglesa

La música ha colmado con sus misterios el alma humana desde la antigüedad. Ningún otro arte comunica mejor a los hombres, solo ella puede reunir a millones de fanáticos en torno a un grupo, a un artista o simplemente a una melodía repetida, aunque se desconozca el origen y el significado de la letra. La música con su poder infinito desafía las leyes de la naturaleza y puede también realizar, de cierta manera, la reencarnación del talento.

Alma Deustscher nació en el poblado de Surrey en Inglaterra en 2005. Según cuentan sus padres, a la edad de dos años ya nombraba las notas musicales. Por su cumpleaños tercero recibió un pequeño violín como regalo y en unos meses había dominado el instrumento. Luego su precoz carrera ha ascendido de una manera fabulosa. El punto culminante de su inagotable creatividad ha sido una mini ópera compuesta este año para un concurso en el que recibió elogios de la Ópera Nacional Inglesa: The Sweeper of Dreams (El barredor de sueños).

Su madre Janie relata emocionada cómo un día, después de escuchar una canción de cuna compuesta por el alemán Richard Strauss, Alma se acercó a ella y al señor Deutscher para confesarles su fascinación: "¿Cómo la música puede ser tan hermosa?", les preguntó.

La destreza extraordinaria de Alma, más que prematura genialidad técnica, revela una sensibilidad fuera de lo común. "Cuando compongo me siento muy feliz si logro una bella melodía", declaró la pequeña en entrevista a la cadena británica BBC. Su profesor Robert Gjerdingen advierte que ella "dialoga" con grandes músicos como Wolfgang Amadeus Mozart o Johan Sebastian Bach y de esas conversaciones emergen nuevas composiciones en un lenguaje propio de Alma. Al contrario de otros niños genios, su mayor talento radica en la improvisación y no en la reproducción de obras ajenas.

Alma ha sido comparada con Mozart. Aunque parezca exagerado, sus avances hasta el momento la colocan un pie por delante del inmortal músico austriaco, nacido 249 años antes de la niña inglesa. Mientras Mozart tardó hasta los cinco para componer su primera canción, Alma empezó a improvisar a los cuatro.

En una época donde predominan las inteligencias informáticas y la música más exitosa suele desbordar mediocridad, la existencia de Alma Deutscher nos devuelve a algunos la fe en un renacimiento universal de la belleza. Aún sin considerar verdadera la reencarnación como los hindúes, nos gustaría creer que en esta pequeña pervive el genio de Mozart, Handel y otros cuyas notas nos elevan.

Por Boris Leonardo Caro

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