
Hay dos sabores que las personas que padecen enfermedades del corazón o que corren riesgo de desarrollarlas deben controlar especialmente: el graso, que caracteriza a los alimentos que contienen abundante colesterol y el salado, el de aquellos productos ricos en sodio, un mineral que eleva la presión sanguínea.
Menos conocidos, sin embargo, son los efectos nocivos de un tercer “sabroso enemigo” de la salud cardiovascular, el dulce.
Una dieta saludable para la circulación no sólo debe ser moderada en sodio, sino además en dulces, de acuerdo a las últimas recomendaciones de la Asociación del Corazón de EE. UU., que aconseja reducir el consumo de azúcar, porque mucha gente supera los 25 gramos diarios aconsejados para la mujer y los 37,5 recomendados al hombre.
Los investigadores de la American Heart Association (AHA, por sus siglas en inglés) apuntan especialmente a las bebidas gaseosas y refrescos: "la fuente número uno de azúcar añadido en la dieta", en Estados Unidos.
El exceso de azúcar no sólo influye en la obesidad sino que además tiene parte de responsabilidad en la diabetes, la tensión arterial elevada, las enfermedades coronarias y los ataques cardiacos, de acuerdo al informe publicado en la revista 'Circulation'.
“El azúcar a veces está presente en los lugares más sorprendentes y en alimentos que en apariencia no lo contienen” explica Adoración Rodríguez García, experta en gastronomía y nutrición y directora de contenidos del portal especializado Nutriguía (www.nutriguia.com), en referencia al llamado “azúcar oculto”.
“Por ejemplo –prosigue Rodríguez- es poco conocido que, gramo a gramo, las salsas de barbacoa o ketchup, pueden ser más dulces que un helado de crema y que cada cucharada sopera de cualquiera de estos dos condimentos contiene el equivalente a, al menos, una cuchara de té colmada de azúcar”.
Por ello Adoración Rodríguez aconseja leer las etiquetas de los productos con atención, incluso la de aquellos alimentos que no son dulces, para comprobar su contenido en azúcar, teniendo en cuenta que “las palabras terminadas en `osa´ indican la presencia de azúcares, los cuales están presentes con otros nombres en un centenar de sustancias para endulzar”.
“No se trata de desarrollar una fobia al azúcar ni eliminarlo de nuestra vida, porque tampoco es un ogro nutricional sino de consumirlo con moderación”, finaliza la experta.
Omar Segura.
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