
Saltar la cuerda como entrenamiento no es un juego de niños. Aparentemente es un ejercicio sencillo. Sin embargo, suele ser de los más completos para ponerte en forma. De hecho, todos los boxeadores lo hacen en sus entrenamientos para completar su condición física, los bailarines suelen saltar la cuerda como parte de su rutina, en muchos gimnasios la gente salta la cuerda como parte de su programa cardiovascular.
Además de ser un ejercicio bastante divertido, la inversión es muy barata, ya que sólo necesitas una cuerda, unos tenis que te ayuden absorbiendo el impacto y unos shorts o pants cómodos.
Como empezar: Si eres de los que nunca saltó la cuerda de niño, no te preocupes, puedes intentar cinco minutos el primer día, después incrementa el tiempo de 3 a 4 minutos diarios hasta completar los treinta minutos continuos. Irás mejorando la coordinación, ¡tenlo por seguro!
Y aunque sepas saltar, el trabajo debe ser progresivo. Empieza despacio, con calma hasta que te acostumbres a un ritmo constante y moderado.
Los beneficios: Cuando saltas la cuerda, trabajas tus piernas y glúteos; los brazos y hombros; fortaleces tu abdomen, incrementas la capacidad pulmonar y mejoras tu resistencia cardiovascular.
Después que sigue? Cuando logres dominar el salto como un boxeador, entonces llegó el momento de subir el tiempo e incluir variaciones: salta hacia delante, hacia atrás, cruzando los brazos, desplazándote, a los lados, trotando, etc.
Si quieres ver resultados rápido, entonces debes hacerlo de 4 a 6 veces por semana, inicia con 10 minutos por sesión e incrementa el tiempo hasta completar una hora. Lo sé, se escucha tedioso, pero si lo haces con un amigo, tu pareja o en grupo, se vuelve un reto divertido. En un par de meses notarás un cambio!
Ojo: si tienes problemas de espalda, columna o rodillas, consúltalo con tu médico. Él te resolverá si este es un ejercicio adecuado para ti.
Por José Manuel Nava
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