¿De qué hombres deberías huir?

Hay señales claras que pueden ayudarte a diferenciar entre un posible obsesivo y la pareja ideal.

Digan lo que digan, cuando una relación termina las mujeres seguimos probando. Incluso las que a veces declamamos en tono perentorio: "Me tienen harta, ¡no quiero más hombres en mi vida!" No queremos más hombres pero seguimos esperando que aparezca alguno.

Pasa que, a la larga o a la corta, todas estamos tan quemadas que nos vamos animando cada vez menos; la tan sobrevaluada autoestima se nos achica hasta volverse invisible y pasado algún tiempo aceptamos iniciar algo con un tipo que no nos convence sólo porque nos hartamos de andar solas. Si no nos convence, por algo es.

Pero seguimos hasta darnos cuenta de que nos hace mal. De los hombres que hacen mal hay que defenderse y lo primero es reconocerlos. Algunos datos te ayudarán a descubrir si un hombre puede ser potencialmente dañino y lo que más te conviene es huir.

¿Tiene más de cuarenta años y no tiene nada?

¿No tiene un trabajo estable, una casa alquilada donde vivir por su cuenta, ni siquiera un auto aunque sea viejito? No sirve. Que quede claro que acá no se trata de dinero o de que sea rico sino de la incapacidad básica de armarse una posición por mínima que sea. Se va a colgar alegremente de ti en cuanto pueda.

Vive con los padres
Si no tuvo interés en dejar la casa paterna para vivir solo, digamos a los 25 años, porque disfruta de la comodidad de la ropa lavada y planchada, obviamente es un mamero incurable que te va a comparar eternamente con Su Santa Madre y va a pretender que tú lo malcríes igual. No sirve.

¿Es egocéntrico?
Habla siempre de sí mismo y no te pregunta nada de tu vida ni se interesa por lo que haces o lo que te sucede. Es de los que piensan sólo en sí mismos y en lo que quieren ellos pero no piensan en cambiar. Lo grave es que no puede cambiar porque ni siquiera se da cuenta de lo que sucede.

¿Te llama veinte veces por día?
De entrada te parece un encanto, un amor, tan dedicado a ti... luego te vuelve loca. Huye. No es cariñoso, es un controlador que necesita saber dónde y con quién estás en todo momento.

¿Te gusta porque te cela?
Y caes en el consabido error de pensar que los celos son prueba de que te ama con locura. No es que te ame tanto, es que su locura lo hace ser celoso por inseguro. Obviamente, no es lo mismo, huye.

¿Se la pasa hablando de sí mismo y de sus logros?
Es fanfarrón y básicamente inseguro. Recuerda que un refrán dice que "nadie alardea de lo que le sobra". Deberás ser su sombra para que él se sienta bien. No sirve.

¿Es mentiroso?
Sabemos que todos, todos, un poco mienten. Pero, ¿nunca puede verte en fin de semana por "cuestiones de trabajo" o "inesperados dramas familiares"? No solo es mentiroso, ¡es casado! Y de eso no quieres. Huye.

Si aprendes a leer las señales te alcanzará con un café, a lo sumo dos, para catalogar al espécimen en estudio como "considerable, digno de mayor investigación" o simplemente "nocivo a ser descartado".

Para no equivocarte lleva siempre a mano una lista de tus mejores características para no olvidarlas en el momento de la evaluación, convéncete de que quien se quede contigo se lleva un premio.

Busca alguien que te haga sentir una diosa y sal a elegir, no a ser elegida.

¿Sabes leer las señales de los hombres?

Por: Daniela Di Segni
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